Periódico Digital de República Dominicana

El discurso Presidencial, Estado y sociedad

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Por: Cándido Mercedes

“En lugar de ser un hombre de éxito, intenta ser un hombre de valor; lo demás llegará naturalmente”. (Albert Einstein).

El discurso del pasado 27 de febrero del presidente Medina Sánchez habría que hacerle una disección, caracterizado por cuatro componentes: a) lo que dijo; b) lo que no dijo a la luz de la Estrategia Nacional de Desarrollo; c) las ausencias nodales que constituyen el eje medular de las expectativas de la sociedad; y, d) la información sin datos que expresan manipulación. Hay que destacar que fue un discurso caracterizado por la medianía espiritual y el síndrome de la comparación, fuera de contexto y de realidades diferentes. Su defensa de 7 años y medio estuvo cargado de datos y manipulación más no de información. Hay que subrayar que todo texto, arenga fuera de contexto es un pretexto que trata de dibujar un optimismo ciego.

Fue una alocución donde se dibujaba la sobredimensión del ego que escapó al dictamen de la Constitución para ese día: Rendición de cuentas, que establecen los artículos 114 y 128, numeral 2, letra f. Establece el 114, citamos “Rendición de cuentas del Presidente de la República: Es responsabilidad del Presidente de la República rendir cuentas anualmente, ante el Congreso Nacional de la administración presupuestaria, financiera y de gestión ocurrida en el año anterior, según lo establece el artículo 128, numeral 2, letra f ) de esta Constitución, acompañada de un mensaje explicativo de las proyecciones macroeconómicas y fiscales, los resultados económicos, financieros y sociales esperados y las principales prioridades que el gobierno se propone ejecutar dentro de la Ley de Presupuesto General del Estado aprobada para el año en curso”. El 128 numeral 2, letra f, dice “Depositar ante el Congreso Nacional, al iniciarse la primera legislatura ordinaria el 27 de febrero de cada año, las memorias de los ministerios y rendir cuenta de su administración del año anterior”.

En su defensa de 7 años y medio el ciudadano Presidente asumió una postura nihilista y totalmente contrario a los factores de tiempo involucrados en la información, esto es, ni asumió verdaderamente el corte transversal ni longitudinal en su entorno, en su marco. Se asume que la economía creció 6% en los años referidos. Crecimiento con estabilidad de precios y de inflación; empero, no se dice que la economía dominicana tiene 30 años creciendo a un ritmo de 5.5% y que no ha habido periodos de ejecución gubernamental donde los factores globales externos hayan favorecido más a un mandatario: Promedio de precio de petróleo, 53 dólares el barril; precio del oro, US$1600 la onza; 453 millones de dólares anuales más desde el 2012 en remesas. En el año 2019: US$7,080 millones de dólares que significan un promedio de RD$35,000.00 por habitantes.

No hubo en el interregno de los mandatos de Medina Sánchez crisis financiera, económica mundial. Sin embargo, en apenas 7 años y medio la apología de la autocomplacencia se cae cuando se advierte que encontró una deuda de US$19,000 mil millones de dólares y hoy está en US$38,000 mil millones de dólares. Una deuda externa (2012) de US$12,000 mil millones de dólares y hoy es de US$25,000 mil millones. Una deuda pública consolidada en el 2012 de 41% del PIB y nos encontramos en 54% del PIB.

La composición de la deuda la revertió de un 73% con los organismos multilaterales y bilaterales que había para el 2012, la llevó a 82% con los bonos soberanos, más caros y con menos control en su ejecución. Sin crisis económica mundial el Presidente nos deja una deuda espantosa donde de cada RD$100 pesos que se recibe en la economía, tenemos que pagar en el Saldo de la deuda (Intereses, Amortización y Capital) alrededor de 41 pesos. ¡Ocho años con déficit fiscal promedio de 2.6%!

La salud como la vivienda sencillamente un desastre. Tenemos el promedio más bajo en inversión en salud: 1.8% del PIB, en cambio en la Región es de 4.5% del PIB. La mortalidad materna se encuentra en 96/100,000, en cambio en el continente es de 67/100,000. La mortalidad infantil es de 25/1000 niños nacidos. En América Latina y el Caribe es de 17/1000. Dijo que estábamos en 12.

Hablar de vivienda es como descoser los labios de la seguridad pública y la criminalidad. ¡Se puede decir que en materia de morada, sin que signifique una metáfora, una imagen, una hipérbole: gastaron más en la publicidad de cuatro proyectos habitaciones: Riíto de La Vega, Cachón de La Rubia, Juan Bosch y La Mesopotamia que el monto que costaron los mismos, relativamente. En sus programas de gobierno establecieron 10,000 soluciones habitacionales por año.

La tasa de homicidio, que el Presidente señaló que había bajado de 23.6 en el 2012 a 15.7 en el 2017, para llegar a 9 en el 2019, está solemnemente maquillada. Solamente señala la tasa de homicidio de la conflictividad social y los delitos, no así, por ejemplo, los que mueren por “intercambio de disparos”. Hay que acotar que la tasa de homicidios es el número de defunciones ocurridas en una población durante un año por cada 100,000 personas. La tasa de victimización ha venido creciendo sostenidamente. Hoy se encuentra en 33. La tasa de victimización es el número de asaltos, atracos, robos, estafas que ocurre en una sociedad, en una comunidad. Hoy estamos presos, no nos sentimos libres ni seguros ni en nuestra propia casa. Los expertos nos señalan que el crimen organizado se ha expandido, sobre todo, el ligado al narcotráfico, el microtráfico y el consumo de las drogas. La economía subterránea, oscura, es asombrosa en el cuerpo social dominicano.

Hoy nos regodeamos de que estamos invirtiendo el 4% en la Educación, 16 años después de su aprobación en 1997. El promedio en la Región es de 6%. Bueno es resaltar algunos ejemplos: Costa Rica, 7.4%; Bolivia, 7.3%; Argentina, 5.5%; Chile, 5.4%; México y Uruguay, 4.9% del PIB; Nicaragua, 4.3%. Solo están por debajo de nosotros: Paraguay, Guatemala y Haití.

La tasa de escolaridad en nuestro país es de 45%, en cambio, en la Región es de 73%. De cada 100 adolescentes y/o jóvenes que deberían estar estudiando, 50% están fuera del aparato escolar. Solamente tenemos 580,981 estudiantes universitarios, que si dividimos entre 10.8 millones de habitantes nos da un 5.3 por cada 100. En la Región es de 12. En el país contamos con 1,600,000 profesionales universitarios. Esto nos dice la dimensión del capital humano en nuestra sociedad.

Duele, es una aflicción que nos ocasiona un verdadero desconsuelo, ver que el Presidente dio una mirada presurosa, veloz a las problemáticas de institucionalidad, corrupción y transparencia. Como vemos no fue un discurso de equilibrio sino de efecto de Halo que coadyuva, en gran medida, a la autocomplacencia y a la batalla de los egos. La institucionalidad y con ello la confianza, están en el subsuelo. La quiebra electoral, la tragedia del 16 de febrero fue el punto de inflexión, la máxima expresión de la ruptura institucional y de la falta de límites de una elite política en el poder que se resiste a perder, que no entiende el juego de la democracia.

Transparencia Internacional en 19 años que nos ha venido evaluando desde el 2001 a 2019, nunca nos había calificado en un ranking tan deprimente, tan exiguo: 137/180 países. Sacamos 28/100 de nota. La opacidad y la impunidad son el caldo de cultivo de esta tétrica corrupción que nos arropa. El BID estableció en un estudio que en Dominicana se perdían RD$167,000 mil millones de peso, anuales en corrupción, dispendio e incoherencia. Oxfam diría en el 2019 que RD$154,000 mil millones de pesos, esto es 3.4%, del PIB. Un estrago, una plaga, sencillamente, indescriptible.

Finalmente, al llegar aquí me hubiese gustado oír al Presidente esbozar: nuestra carta de ruta: la Estrategia Nacional de Desarrollo 2030, establecida en la Ley 1-12. No cumplió con el Artículo 33 que habla de tres pactos nacionales: Reforma Educativa, Reforma Eléctrica y Reforma Fiscal, ni diseñó la Ley de Responsabilidad Fiscal estructurada en la Constitución. Los Artículos 29, 30, 31 y 32 dibujan los compromisos asumidos por el Estado, que aborda los cuatro ejes contenidos en la Estrategia. Esos compromisos contienen 25 líneas maestras que debieron ejecutarse.

Cuando llegó en el 2012 encontró 62,000 empleados de carreras en la Administración Pública. Son 160,000 los que entran en la vocación de carreras. Actualmente estamos en los mismos 62,000. Las Carreras especializadas de Educación, Salud, Consular y Diplomática están congeladas en el tiempo como si este no pasara. Es la visión que los actores políticos actuales tienen de un Estado moderno. La nómina pública duplicada, el clientelismo y el nepotismo han sido la norma en estos casi 8 años.

Naturalmente, un niño de 3 años al cabo de 4 años más está más grande, más alto. Si está enfermo estará más alto, con altura mayor; empero, no con un buen desarrollo de calidad de vida ni nivel de vida. Igualmente, ningún país que no haya estado en guerra civil o con otro país, que no haya atravesado por crisis económica ni sea un Estado fallido, puede estar hoy peor que ayer.

4 de marzo de 2020

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